La osteoporosis es una enfermedad que se desarrolla gradualmente durante un período de años. La consiguiente pérdida de tejido óseo puede dejar a los que la padecen con huesos muy débiles y frágiles. Si no se toman medidas preventivas, la osteoporosis no tratada puede progresar y pasar desapercibida por décadas hasta que ocurre una fractura. En los EE.UU., 10 millones de personas tienen osteoporosis y 34 millones más tienen masa ósea baja y por lo tanto están en un alto riesgo de padecer esta enfermedad.
Se cree que la mitad de las mujeres y un cuarto de los hombres mayores de cincuenta años tendrá una fractura relacionada con osteoporosis en su vida. La Organización Mundial de la Salud estableció 4 categorías de diagnóstico para identificar los distintos niveles de densidad ósea, tomando como base a individuos jóvenes sanos.
Las categorías son: normal, osteopenia, osteoporosis tipo 1 y osteoporosis tipo 2. La osteopenia es la predecesora de la osteoporosis e indica la detección de un nivel bajo de masa ósea. La osteoporosis tipo 1 es más frecuente en mujeres posmenopáusicas y con frecuencia da lugar a fracturas de la cadera, muñeca o columna vertebral. Una observación principal en la osteoporosis tipo 1, es un déficit en estrógenos (suele ser secundaria a la menopausia). La enfermedad se caracteriza por un aumento en la reabsorción ósea (eliminación de hueso viejo) con una disminución de la remodelación ósea (formación de hueso nuevo). Esto conduce a una disminución de la densidad mineral ósea. La osteoporosis tipo 2 ocurre típicamente en personas de 70 años y mayores.
¿Cómo ayuda el ejercicio?
Nuestros huesos son tejidos que están viviendo y creciendo, que responden a los ejercicios con carga de peso, creciendo más densos y fuertes, similar a la manera en que nuestros músculos reaccionan al ejercicio. Las personas más jóvenes y activas producen más tejido óseo nuevo de lo que pierden, por lo tanto la densidad ósea aumenta. En general, podemos lograr la máxima densidad ósea y fortaleza (pico de masa ósea) en torno a la edad de 30 años. La densidad ósea comienza a declinar gradualmente cuando envejecemos y nos volvemos menos activos. Para las mujeres, la pérdida de hueso suele ser más rápido durante los primeros años después de la menopausia. Ahora sabemos que los ejercicios, la dieta y unos cuantos cambios en el estilo de vida (dejar de fumar) pueden frenar e incluso revertir la pérdida ósea que suele producirse con la edad.
Con respecto a la actividad física para las personas con esta condición, es importante saber si el diagnóstico es osteopenia u osteoporosis, para poder determinar el nivel de actividad física en la que estarán envueltos y en qué medida pueden participar en las actividades que impliquen levantar peso o en entrenamientos con ejercicios de resistencia muscular. Es decir, debe de haber un balance entre el beneficio que ofrecen los ejercicios que están diseñados para aumentar la masa ósea mediante la aplicación de estrés a los huesos (ejercicios de resistencia con pesas) y el riesgo de fractura que puede ser precipitado por la osteoporosis avanzada. Además, es aconsejable que realicen programas de ejercicio que combinen: (1) el entrenamiento de resistencia para aumentar la densidad mineral ósea con la flexibilidad, y (2) el fortalecimiento de los músculos del tronco con entrenamiento para un mayor equilibrio. Para así mejorar la propiocepción (sentido que informa al organismo de la posición de los músculos) y facilitar las necesidades de esta población.
El entrenamiento de resistencia se debe realizar en una posición sentada o de pie. La flexibilidad debe ser limitada a estiramientos estáticos y activos. Se debe tener cuidado con los ejercicios para los abdominales o movimientos con una gran cantidad de flexión de la columna vertebral. También deben de evitar el entrenamiento reactivo y de alto impacto.
Comprometido con tus resultados,
JC Mendoza
Experto en Acondicionamiento Físico
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